domingo, 3 de marzo de 2013

Mi trono es tu cruz...



Campo santo presidido por la Cruz de Cristo.
Mi trono es tu cruz, Señor.

Hoy os dejo una reseña que escribí hace un tiempo,
me apetece recordarla, especialmente hoy.
La foto es de mi visita de hoy al cementerio,
 donde se ha removido tanto...con los restos de tres familiares,
personas HUMILDES y con FE.
Personas, familiares que han sufrido  y
que han calmado su dolor gracias a la Fe y la humildad.
"Bienaventurados los que sin ver creyeron" (Job 20,29)

La Fe y la Humildad van de la mano, compañeros inseparables en nuestro caminar. Sin Humildad no aceptamos la Fe.
Necesitamos la ayuda de Dios para tener Fe, ya que es un don de Dios. La Humildad es una virtud humana y la Fe un don de Dios.

La Fe es " una virtud sobrenatural por la que creemos que es verdad ,lo que El nos ha revelado, no por la intrínseca verdad de las cosas, percibida por la luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios que nos la revela, el cual no puede ni engañarse ni engañarnos" (Concilio Vaticano I) Dios nos regala el don de la Fe a cada uno de nosotros para que nos salvemos, pero es con nuestra buena disposición, la humildad, cuando aceptamos ese don: La Fe, la verdad divina y lo que conlleva.

La Cruz de Cristo y el dolor humano sigue siendo un misterio, que no nos explicaron completamente. Será porque El quiere que creamos, que tengamos Fe, no que comprendamos. Sólo con Fe podremos comprender algo. Mi acto de Fe diario:
"Señor, en tus manos estoy, creo en Ti, que el día de hoy sea como Tú quieras".

El sufrimiento nos acompaña en nuestro caminar por este mundo. Al convertir nuestro dolor en sufrimiento fecundo, convirtiendo un mal en un bien, es cuando estamos en buen camino para conquistar la vida eterna.
Dios permite el sufrimiento por que en el dolor se puede ejercitar la Fe, la Esperanza y la Caridad. Y con humildad, podremos adquirir estos dones. La soberbia nos ciega y perdemos la Fe, porque somos incapaces de aceptarla, no admitimos más que a nosotros mismos como motores de nuestra vida. Y no hay más ciego que el que no quiere ver…
Ser importante en este mundo es algo que pasa. Ser digno de la vida eterna es el mejor regalo para siempre, y con Fe y Humildad….lo conseguiremos.

Un abrazo en Cristo, hermanos-

Inmaculada Gutiérrez (Para el boletín de cuaresma 2012 Vera  +Cruz -Linares)

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